Tras una primera escucha, cualquiera estará de acuerdo en que
ZERO HOUR no es una banda para todo el mundo. Su estilo progresivo es muy particular, y no precisamente fácil de digerir. Pero lo que le hace desconcertante es que su música apunta una línea que después no sigue.
Las complejas progresiones de guitarra, riffs entrecortados y continuos cambios de ritmo, anuncian rasgos habituales en el metal progresivo genérico, pero que en la música de
Zero Hour se convierten en una constante. El elemento vocal es aquí secundario, a pesar del alto nivel de los diferentes cantantes que han pasado por el grupo. Se trata de un concepto de metal técnico con marcadas raíces progresivas, donde los hermanos
Tipton (guitarrista y bajo) desarrollan líneas instrumentales sofisticadas, que a veces pueden sonar incluso reiterativas.

La atmósfera musical es oscura, con potentes bases rítmicas y especial protagonismo de los intricados riffs de guitarra. Son capaces de crear melodías convincentes, pero se quedan a medio camino. Y es una pena porque sus dos primeros álbums,
The Towers Of Avarice (2001) y el conceptual
Metamorphosis (2003), tienen pasajes de gran calidad melódica y una magnífica interpretación en la voz de
Eric Rosvolt. En
Metamorphosis, además, la presencia del teclado potencia las líneas melódicas, algo que se echa en falta en el siguiente trabajo
A Fragile Mind (2005), donde el sonido es más impersonal. En ello tiene también mucho que ver el cambio de cantante, ya que
Fred Marshall no demuestra las cualidades vocales ni la expresividad de
Rosvolt; su estilo es más enigmático y moderno, pero eso es algo que en mi opinión no necesitaba la música del grupo. En
Specs Of Picture Burnt Beyond (2006) el grupo sofistica más su sonido instrumental y da rienda suelta a las excentricidades técnicas, con especial mención a los constantes
tappings de bajo y
sweep pickings de guitarra. El nuevo vocalista
Chris Salinas, recupera la línea de altísimas notas vocales y reminiscencias heavy en la voz de
Eric Rosvolt, pero no transmite como aquél. En el último trabajo hasta la fecha,
Dark Deceiver (2008), el sonido del grupo es más duro y tiene interesantes arreglos instrumentales, recupera algo de inspiración vocal pero sigue echándose en falta una mayor orientación melódica.
No se puede poner en duda la personalidad musical del grupo ni el gran nivel técnico de sus componentes, pero el estilo de
Zero Hour se ha hecho demasiado trabado y se ha sacrificado la creación melódica en favor del virtuosismo instrumental. Y eso es algo que desmerece las posibilidades reales de la banda.