domingo, 11 de mayo de 2008

Una de cal y otra de arena...

Después de su espectacular debut con The 1st Chapter (2005), se habían creado muchas expectativas para la que era la gran revelación del metal progresivo en los últimos años. Me refiero a CIRCUS MAXIMUS. Y no era para menos, porque su primer trabajo robó las señas de identidad a monstruos del género como Dream Theater o Symphony X. Quizás ello reste cierta originalidad al álbum, pero la maestría de ejecución y producción del mismo, unido al magnífico trabajo de Michael Eriksen - con su particular voz ultra aguda - y el depurado sonido de guitarra de Mats Haugen, compensan con creces todo lo demás. Lo cierto es que el álbum rezuma calidad del primero al último minuto, y tiene una magia melódica que justifica su escucha una y otra vez.
Con estas credenciales, la espera de su siguiente trabajo se hizo larga, pero por fin salió a la luz en la segunda mitad del pasado año Isolate (2007). Mi primera sensación después de escuchar el álbum fue de decepción, algo que se reiteró en sucesivas escuchas. Y es que el trabajo me parece insuficiente para lo que se espera de un supergrupo como Circus Maximus. Nada que decir sobre la calidad de producción (si ya era buena en su álbum debut, no se podía esperar otra cosa de éste), ni sobre la interpretación vocal de Eriksen - que es de lo más salvable del álbum - ni sobre los excelentes solos de Haugen. Pero la inspiración compositiva me parece pobre y el sonido del grupo se ha hecho demasiado ligero, hasta comercial a ratos. No queda apenas nada de la magia de su primer trabajo. A los que no tienen otras alternativas a Dream Theater para escuchar rock progresivo, seguramente les gustará. A algunos de los que les conocimos en su primer trabajo, nos ha decepcionado.

Esperaremos a su tercer álbum para comprobar si la magia de su sonido se perdió cuando abandonaron las influencias de los clásicos del metal progresivo...

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